miércoles, 24 de enero de 2007

la duda

Has venido ahora
Cuando no te esperaba
Cuando mi boca hablaba
Con esa seguridad grotesca
Y obesa de los otros
Creía que por fin
Te había huido
-Me imaginas
Llenándome la boca
De palabras
Qué puede haber peor
Que las palabras
Cuando no se mastican-
Y justo entonces
Cuando el gusto fétido
escapaba a mis labios
has aparecido
pura
Como culpa de niña
Y un rubor en forma de calambre
Te comía el pecho
Y sólo la vergüenza
Con cuerpo de mujer
De pechos blancos
el ruego desesperado de la carne
Te ha obligado a volver

Acepto mi lugar
Entre los derrotados
Siempre estarás conmigo
Tanto tiempo corriendo
como una exhalación
En contra
Y has venido a salvarme
Cuando no te esperaba

domingo, 21 de enero de 2007

el porqué de los jacarandás

fue por los jacarandás. probablemente todo venía ya de mucho antes pero fue en ese momento cuando me di cuenta. vas por la calle andando y no sabes muy bien qué haces, ni en qué lío te has metido ni por qué estás ahí, otra vez sin amigos, sin conocer los nombres de las calles, sola. y de repente resulta que te encuentras el jacarandá, la calle llena de jacarandás, los árboles que tan bien se escondían durante el invierno se han abierto, se han roto las hojas en flores de un color tan hermoso. pero nada dorado puede permanecer. y los jacarandás pronto alfombrarán las calles en su delicada arrogancia. como príncipes se dejan caer al suelo y la ciudad que antes era gris se vuelve ahora mágica. el día de la primavera yo estaba en salta en el viaje más importante de mi vida, sola en mitad del espacio sin tiempo. todo esto empezó en londres, cuando descubrí el espacio sin tiempo, el tiempo sin espacio, el no ser ni espacio ni tiempo que había leído en los libros y pensé, tengo miedo. todo esto empezó en la escuela primaria cuando llevaba el pelo corto como un niño y miraba por la ventana con ojos grandes y aburridos y pensaba quiero hacer lo que me da la gana. todo esto empezó en una cama con otro cuerpo en torno al mío susurrando palabras de amor y de sexo que me recordaban a otros cuerpos pero nunca tanto como este. todo esto empezó en un libro leído en voz alta antes de dormir. todo esto empezó cuando me dijeron sé honesta y no se daban cuenta de lo que me pedían. todo esto empezó con el jacarandá abriéndose transformándose en cisne, para morir poco después, esperando paciente a su nueva exhuberancia. igual yo espero. todo esto empezó en una conversación en navidades, con unviejo amigo que volvía. todo esto empezó en bolivia con los niños coyas tirados en el suelo, sin llorar siquiera, mis cuatrocientos pesos en el bolsillo, debajo de tanta ropa. todo esto empezó en iruya porque allí yo no existo. todo esto empezó en manchester aquella vez que dije, esto se ha terminado y era cierto, porque se terminaba. todo esto empezó cuando yo quise y no se para ya, ya no se para.

lunes, 15 de enero de 2007

Desde que Sami se había ido estaba en casa sin nada que hacer y me hundía en el sillón mirando la tele. Estaba a punto de irme y ya no me quedaba pasta, ni trabajo y había perdido casi todos los amigos que tenía. La tele estaba rota y las imágenes saltaban pero yo la miraba para poder pensar en otra cosa. A través de las persianas se podía notar que fuera hacía bastante calor. Oí cocinar a la vecina y calculé que debían ser las tres de la tarde. En mi nevera no quedaba casi nada. No se me ocurría qué hacer o a quién llamar así que me levanté y me puse una camisa limpia y salí de casa sin preocuparme de cerrar la puerta porque la cerradura estaba rota y de todas formas cualquiera podía entrar en aquella casa y además quién iba a querer robarme los dibujos. Pensaba en Sami casi como rutina. En los últimos días que pasamos juntos, discutiendo y yéndonos a la cama, y en la última noche que dormimos abrazados pero tan lejos que yo casi no podía respirar. Era bastante aburrido estar sin trabajo. Hacía calor y la calle estaba llena de niños y a mi me molestaba verles porque me parecía que venían a perturbar un sueño mío en el que me había perdido y en el que se vivía de noche, se bebía, se fumaba, se hacía el amor con la mirada perdida siempre tarde con poco deseo y los niños venían a echar a perder todo ese sueño y ya no podía decir cuanto hacía que no salía de la casa. Me quedé mirando la pared blanca de un edificio y volvieron a saltarme las imágenes como en la tele rota y podía ver a sami guardando sus cosas en la bolsa y yo tirada en la cama todavía desnuda mirando al techo blanco como la pared blanca pero una mancha negra en el techo no puede ser un pié pero parece una huella me pregunto cómo habrá podido llegar alguien allí quizá escalando pero debería haber algún clavo entonces y no veo ninguno y no pienso apartar la mirada de la huella que salta de la tele que salta de la pared que salta porque entonces veré a sami que se va después de follar esta mañana y yo sentir que me voy muriendo a cada golpe y sami mirándome desde encima y viéndome los ojos y entendiéndolo todo todo y no pienso apartar la vista porque aunque salte no quiero escuchar la cerradura rompiéndose del golpe ni el silencio que queda ni esta oscuridad de las persianas rotas. Los niños jugaban en la plaza y estaba bien porque el barrio estaba alegre y no debían tener clase porque a lo mejor era domingo o quizás verano y me quedé mirándoles y pensé en todos los samis que conozco y en todos los samis a los que he amado alguna vez pero siempre de la forma equivocada porque no basta con querer a alguien. Esperé sentada a que pasara algo porque es así generalmente como suceden las cosas y una sabe siempre si algo va a pasar. Así que esperé pacientemente y, mientras, fumaba y miraba el partido, los niños jugando en la plaza, hasta que las madres fueron a llamarles y se quedó todo en silencio y luego salieron de nuevo otra vez a jugar a la pelota aunque no supe bien si eran los mismos niños y seguí esperando aunque tenía hambre y pensé que faltaban tres días para irme. Me acordé de un montón de cosas ese día: de sami y yo el verano pasado, sin camiseta andando por el campo, y el sol quemándonos y haciéndonos sentir tan libres, de una peli de Woody Allen y de una serie de dibujos en la que un muñequito le decía a otro: estoy solo porque el dibujante se quedó sin tinta, de aquella vez que me corté la mano y me tuvieron que llevar al hospital y mi madre me esperaba en la sala de espera y agarraba su bolso con tanta fuerza que se le pusieron los dedos blancos. Pensé en un montón de cosas pero no pasó nada y en todo el tiempo que pasé allí no paso nada. Cuando se hizo de noche me levanté y me fui andando a casa lentamente. Al llegar la puerta estaba abierta y los dibujos por el suelo como los había dejado y me agaché y recogí uno que me gustaba especialmente. Me quedé un montón de rato mirando ese dibujo y por un momento se me ocurrió que se me había terminado la suerte pero luego supe que no, porque yo he nacido para la gloria y las cosas siempre terminan por salirme bien, de un modo u otro.

domingo, 14 de enero de 2007

sólo quedan los restos

llueve en el jardín
el jardín donde nos sentábamos
para que no hubiera tiempo
pero en realidad sí
sólo que el tiempo era
estar sentado en el jardín mirando el cielo
distinto cada día.
llueve en el jardín y no en la casa
el patio está vacío
y todos nos estamos yendo