sábado, 2 de junio de 2007

borrador

entonces todo eran zapatillas rotas cada nueve meses y el orgullo de la mercromina, las palabras un poco demasiado altas, los dibujos en la televisión por las mañanas, los madrugones, los viajes en el coche, la bañera-piscinajacarandá giraba la cabeza y buscaba a ruan cada cinco minutos. era un gesto de protección pero, en realidad, era el miedo de que no estuviera allí, de que hubiera estirado las manos-ala para salir volando como todos sabíamos que un día haría, siempre en silencio, con los ojos- espejo mirando un poco más allá de todo lo demás. era el silencio y era la frase repentina y la inquietud y la serena certeza de saberla lejos lejos