jueves, 26 de noviembre de 2009

fIesta del sacrificio

Llevo dos meses y he visto cosas que me han parecido asombrosas. He escuchado afirmaciones feroces de labios aparentemente cándidos, he visto los efectos del fervor religioso en la vida de gente a la que comienzo a querer, he aprendido de la vida incluyendo a Dios en cada acto cotidiano, he vivido unas nuevas reglas sociales determinadas por el bien y el mal divino. He paseado entre todos los rincones de este nuevo mundo sin alarma, con un asombro más o menos moderado. Pero hoy me levanto al amanecer y escucho un murmullo como de enjambre susurrando, como de enjambre agazapado, como de enjambre: bello y feroz, femenino y masculino, separado pero único, unido y letal, ordenado y productivo. Los cantos se alargan durante minutos y minutos y minutos. Una y otra vez se grita, se canta, se reafirma la grandeza de Dios...y ese grito penetra en todos los rincones, en todos los espacios, pareciera imposible poder colocar una barrera que bloquee su paso. Por primera vez, siento miedo. ¿Cuál es la amenaza? Me enfrento a una parte de mis vecinos que me asusta: a mi alrededor, ahora mismo, está dormida la razón. Y, por primera vez en toda mi vida, sé que estoy en franca minoría. 

domingo, 22 de noviembre de 2009

exámenes

La época de exámenes me hace reflexionar...¿Qué es la enseñanza? ¿Cuál es mi papel? ¿Qué nivel de exigencia debería tener con el alumnado? ¿Es un fracaso del alumno un fracaso del profesor?¿Se puede hablar de tú a tú con un alumno, negando las relaciones de poder que se establecen en esta relación? ¿Quién miente más al ignorar este hecho: el alumno o el profesor? ¿No es una de las satisfacciones secretas de ser profesor esa sensación de bienestar que provoca saberte admirado por unos, odiado por otros pero nunca ignorado? ¿Debería ser más dura con mis alumnos? ¿Debería endurecer los exámenes, suspender masivamente? ¿Beneficio a mis alumnos cuando levanto la mano, cuando les ayudo para que aprueben, cuando regalo puntos en los exámenes con preguntas fáciles? ¿Tiene sentido ser estricto con algunos grupos y no con otros? ¿Consigo que mis alumnos aprendan algo?¿Consigo que se interesen por algo más que su mundo concreto?¿Consigo que tengan ganas de crecer, de cambiar, de aprender más?¿Consigo algo? ¿Colaboraré a que sean más críticos con su propia realidad?¿Serán capaces de leer el mensaje encriptado que intento transmitir?¿Estaré enviando este mensaje con la suficiente claridad?¿Soy coherente? ¿Lograré mejorar?¿Cómo puedo enseñar mejor?¿Qué debería cambiar?¿Qué debería mantener?¿Seguirá gustándome enseñar de aquí a los siguientes exámenes?

sábado, 21 de noviembre de 2009

Uno no escoge

Uno no escoge el país donde nace;
pero ama el país donde ha nacido.

Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.

Nadie puede evadir su responsabilidad.

Nadie puede taparse los ojos, los oídos,
enmudecer y cortarse las manos.

Todos tenemos un deber de amor que cumplir, 
una historia que nacer
una meta que alcanzar.

No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros.


Gioconda Belli

viernes, 20 de noviembre de 2009

Yo misma fui mi ruta (cuando la poesía es manifiesto)

  
   Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes,
y mis pies planos sobre la tierra promisora 
no resistían caminar hacia atrás,
y seguían adelante,  adelante, 
burlando las cenizas para alcanzar el beso
de los senderos nuevos.

    A cada paso adelantado en mi ruta hacia el frente
rasgaba mis espaldas el aleteo desesperado 
de los troncos viejos.

    Pero la rama estaba desprendida para siempre,
y a cada nuevo azote la mirada mía
se separaba más y más y más de los lejanos
horizontes aprendidos:
y mi rostro iba tomando la expresión que le venía de adentro,
la expresión definida que asomaba un sentimiento
de liberación íntima;
un sentimiento que surgía
del equilibrio sostenido entre mi vida
y la verdad del beso de los senderos nuevos.

    Ya definido mi rumbo en el presente,
me sentí brote de todos los suelos de la tierra,
de los suelos sin historia,
de los suelos sin porvenir,
del suelo siempre suelo sin orillas
de todos los hombres y de todas las épocas.

    Y fui toda en mí como fue en mí la vida…

Yo quiese ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes;
cuando ya los heraldos me anunciaban
en el regio desfile de los troncos viejos,
se me torció el deseo de seguir a los hombres,
y el homenaje se quedó esperándome.  


Julia de Burgos

domingo, 15 de noviembre de 2009

mi primer amigo

Recibo un mensaje, entrada la noche, después de un día un poco difícil en la uni. Es de Abde. Dice cosas bonitas después de una tarde descubriéndonos nuestras rarezas. Nos hemos reído de nosotros mismos, nos hemos asombrado de nuestras diferencias, hemos respetado nuestras formas de ver el mundo y, por último, ha compartido conmigo una de las cosas que más ama: el árabe. Si se pudiera en este mundo nuevo en el que vivo, le habría dado un abrazo. Pero estar juntos, sentados en un banco de la uni al oscurecer, ya hace que la gente se vuelva para mirar. El abrazo me lo manda él, por móvil. Se me escapa una lágrima y también una sonrisa muy grande. He hecho mi primer amigo aquí.

martes, 10 de noviembre de 2009

orientalismo

Tiene los ojos oscuros, y un gran círculo a su alrededor y la sonrisa preciosa y el pelo negro. Es medio árabe y después de esta noche sé que es difícil encontrarla de espaldas porque todas las árabes se le parecen. Tiene la mirada profunda y, cuando te mira, lo hace con firmeza y te arrastra con sus ojos hacia un interior tan profundo que asusta. Es preciosa. Y dan ganas de saber más de ella, de desnudarla poco a poco, de ir quitándole todas las capas hasta encontrar su piel tan blanca. Dan ganas de pedirle que esa mirada sea sólo para ti, para nadie más. Que te lleve contigo hacia su secreto. Que te deje perderte a su lado. Tiene los ojos oscuros, tan oscuros, que dan ganas de quedarse con ella para siempre. Y, además, el destino y la estupidez, o una combinación de ambas cosas, no me dejan acercarme a ella.