lunes, 28 de enero de 2008

los que deambulan (iii)

deambulan con los ojos abiertos y las miradas perdidas, con hilachos de baba colgándoles de entre los labios y sonrisas de felicidad a punto de explotar por un brillo de luz, por un cristal que se multiplica en mil espejos, por una mano que se tiende cerca y está caliente y húmeda. deambulan hasta tropezarse con otros cuerpos, demasiado cerca, y huyen del amor porque su destino es olvidar para poder seguir viviendo y acumulan: granos de arena en los bolsillos, canicas de colores, trocitos de papel albal, chapitas de museos. No se dejan tocar, los que deambulan, pero ellos entran sin pedir permiso y lo dejan todo roto, patas arriba, desordenado, los lápices sin punta, las capuchas de los rotuladores cambiadas de color, sin un beso que llevarse a la boca. luego algo duele y lloran y se marchan y todo sigue igual, la misma baba colgando de la boca, el mismo aire infinito de estar a punto de, el mismo aliento agrio a cerveza, los paquetes de cigarrillos arrugados. y deambulan lo mismo.