domingo, 29 de abril de 2007

gacela del amor imprevisto

Nadie comprendia el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabia que martirizabas
un colibri de amor entre los dientes.

Mil caballitos persas se dormian
en la plaza con luna en tu frente
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura enemiga de la nieve.

Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué para darte por mi pecho
las letras de marfil que dicen 'siempre.

Siempre, siempre', jardin de mi agonia,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tu venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.

federico garcia lorca

bodas de sangre

...y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mi el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua fría y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastro como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos

federico garcia lorca

martes, 17 de abril de 2007

redaccion: las vacaciones (primera parte)

este es un post sobre el pertenecer a alguna parte y la implicación social y pasar de la abstracción a la práctica y de las dificultades que eso comprende para los que, como yo, han aprendido desde canijillos que las cosas que se piensan valen más que las que se sienten. llevo 17 (algunos dicen que 19) días de vacaciones. el reloj de la iglesia suena y son las 10 y en unas horas voy a estar volando hacia inglaterra otra vez, hacia esa ciudad tan plana y tan sosa que se me antoja tan cuesta arriba ahora mismo, tan infantil como los polvos de talco y el olor de la colonia nenuco. en 17 días (algunos dicen que 19) he bebido mucha cerveza, he hablado mucho rato como dicen que hablamos los españoles, muy alto, todos a la vez, con muchos aspavientos, la voz siempre un poco por delante de los pensamientos. he disfrutado de cosas que en otro momento me habrían hecho sentir una rabia terrible:las multitudes, la irreverencia, el parloteo, el tiempo sentandose en las escaleras, viendo pasar el sol. he salido de estas vacaciones con muchos proyectos nuevos (demasiados, quizá, pero proyectos al fin y al cabo) y he roto con algunos proyectos pasados. en 17 días (algunos dicen que 19) tengo la sensación de haber crecido tres o cuatro meses de golpe, todo lo que no me había dejado crecer en mi pueblito de conejos y ardillas. he llorado un poco por las cosas que he perdido y se me ha llenado el corazón por las cosas que intuyo que tendré. he tenido miedo de cosas reales y de cosas abstractas como el propio miedo. he sentido la calma en su sentido más amplio. he discutido horas sobre la pertenencia, sobre el lenguaje, sobre el destino común de los pueblos (con otras palabras, claro, para que no me dieran capones), discusiones inevitables en cataluña. he terminado de golpe con un extraño luto que mantenía desde hace tres meses, desde que volví de argentina, que me llama cada vez que me despisto, en la que he aprendido tanto. la mano se tiene que posar sobre la tierra para agarrar la arena y sentirla pasar entre los dedos. la mano se tiene que posar sobre los rostros para amarlos. la mano tiene que penetrar el agua para notar su tibieza, para sentir el mar golpeando rítmico. la mano tiene que tocar para ser tocada. amar amar amar amar amar