jueves, 20 de agosto de 2009

nada salva...

leyendo este párrafo me golpea toda la tristeza del absurdo de una vida dedicada al pensamiento. boris vian se reía y yo me he reído con él. pero, a pesar de todo, duele.


Así comenzó. He dado todo a la literatura…escribo exactamente desde hace medio siglo y he vivido cuarenta años en una cárcel de cristal…Constato que la literatura es un sucedáneo de la religión…Tuve un misticismo de las palabras…el ateísmo lo he roído poco a poco. He secularizado la escritura. Se puede decir que mi metamorfosis procede de esta transformación de mis relaciones con el lenguaje. Pasé del terrorismo a la retórica: místico, las palabras eran sacrificadas a lo que designaban; no creyente, vuelvo a ellas: hay que saber lo que significa hablar. Pero es duro: me esfuerzo pero siento ante mí un sueño muerto, como una brutalidad alegre, como una perpetua tentación del terror. Desde hace cuarenta años pienso en contra de mí [tachado]. Desde hace cincuenta y un años, escribo por hábito… he socavado sistemáticamente las bases, he arrancado la religión de la literatura: se acabó la salvación, nada salva y, sobre todo, la cuestión ya no es ésa…se acabó la inmortalidad: escribo para mi época…la vejez ha detenido el progreso…Así comencé, para curarme de un malestar, lo dediqué todo a la escritura…la consecuencia es que llevo medio siglo escribiendo…a los ocho años se encauzó mi vida, después todo ha ocurrido por si solo.


Jean Paul Sartre, manuscrito inédito.