lunes, 11 de agosto de 2014

El creador creado

La primera vez que vi a G. hablaba en una lengua oscura de sudor y secretos y en su mirada se encontraban todos las historias enrolladas que yo habría de desenrollar poco a poco, y fue el mío un acto de amor y de creación al mismo tiempo, y en cada palabra una costura nueva, un hilo desenredado que formaba un dibujo inacabado que giraba y volvía sobre si mismo para convertirse en un cuadro de Varó, en el silencio de la noche. Yo te creaba mientras tú creías pintar el mundo. Yo te dotaba de sentido, te encuadraba en una historia, construía tu mitología a cada sexo encontrado. Y lo hacía todo como un juego, ahora me doy cuenta, sin saber que estaba creando mi mejor obra de arte, mientras sentía que quería crear otros cuadros. Nunca seré nada en ese mundo que pertenece a los otros. Porque un día tuve mi propio universo y sentí que no tenía vida suficiente para atravesarlo entero, para explorar y para dibujarlo.

jueves, 7 de agosto de 2014

Yo antes molaba...

Pensaba justo hoy que creo que estoy en el momento más gris de mi existencia, acercándome terriblemente y de forma voluntaria a la normalidad y aburriéndome -muchísimo- en el proceso, cuando me he encontrado con este blog... hace tanto y han pasado tantas cosas, tan intensas, tan hermosas, tan difíciles, que me resulta extraño que exista ese hueco tan grande en la narrativa de este blog... Hoy he quedado con una chica que me recuerda un poco por qué en un momento dado me enamoré del mundo árabe y, de alguna manera, creo que me he convertido un poco en ella y por eso -como ella- me quiero marchar de aquí. Y estos días, de nuevo, contacto con un teléfono que no responde y que no responderá hasta nuevo aviso. Me pregunto por qué llamo de cualquier modo, a pesar de que una voz me explique en árabe que ese número está fuera de servicio. Quizá es una forma tozuda de resistir a la vida, que se empeña en hacer siempre las cosas como le parece, nunca como yo pienso que tendrían que ser. Se las da de independiente, la vida.

domingo, 17 de marzo de 2013

micromachismos a la jordana

Estos son de los micromachismos que más me tocan las narices:

-No poder sentarme al lado de un hombre y que, si lo hago, sea terriblemente incómodo para los dos. La separación reina en los medios de transporte. Esta división arbitraria y basada en criterios religiosos y culturales, coloca a los hombres en la posición de insaciables agresores sedientos de sexo y a las mujeres en potenciales víctimas que deben guardar recato.
-Que en una discusión sobre cualquier cosa, el colega de turno me salga con la expresión Ana b3raf: "Yo de esto sé" que anula cualquiera de mis (of course) brillantes comentarios.
-Que no puedas mirar a los ojos al conductor del taxi porque eso te presupone intenciones lividinosas
-Que ser extranjera y rubia (sí, sí... aquí soy rubia) me convierta en ninfómana y tonta.
-La idea repetida hasta la saciedad de que los hombres nos acompañan a casa por nuestro bien porque la ciudad es muy peligrosa (no es peligrosa, por cierto)
-Que cualquier contacto físico absurdo, rollo codo con codo u hombro con espalda, esté bajo sospecha un acto deliberado de contacto no consentido y, por tanto, una agresión. -Que los niños, jóvenes, abuelos y en general cualquier varón desconocido me de la bienvenida al país. Hace ya unos añitos que llegué, gracias muchachos. -Ese toque mágico del taxista al espejo retrovisor para poder observarme sin girar la cara. -Los tssss, tssss, los murmullos, las miradas al pasar, a veces tan sutiles -pero tan evidentes a un tiempo- a las que es difícil contestar.

Estoy harta

Hoy mi hartura ha tocado techo. Estoy harta del sistema patriarcal y estoy harta, sobre todo, de los hombres. Así de claro. Estoy hasta las narices de hablar de que el sistema patriarcal está configurado tanto por hombres como por mujeres y de que el cambio tiene que venir de ambas partes. Me muero de la risa. Si pensamos en el esclavismo, ¿decimos que el cambio tiene que venir también de los esclavos y que hasta que no asuman su condición de hombres libres no podremos tener nunca un sistema libre y de igualdad? ¿Pero esto qué es? ¿Cuántos hombres renuncian realmente a los privilegios que les da el sistema patriarcal?¿Cuántos se plantean cambiar su posición de poder y renunciar a ella de forma que podamos lograr tener un sistema más justo, más igualitario, en el que las mujeres podamos ser consideradas un ser que habla como un igual, que trata como un igual? Y, ojo, no hablo de tratar como un igual porque se le da acceso a la posición dominante, no estoy hablando de eso. Estoy hablando de cambiar el sistema radicalmente. Quiero poder compartir pero para poder compartir tiene que haber hombres dispuestos a hacerlo y eso implica caerse de su pedestal y abandonar sus privilegios (compartir si no tienes es más fácil que compartir si lo tienes todo. Es más fácil también dejar a otros que antes no jugaban, las mujeres, subirse al carro de la codicia. Todo antes de repartir). Y esto significa compartir responsabilidades, aceptar la importancia del tiempo, el espacio y las necesidades del otro. No se trata de decir, seamos todos independientes, hagamos todos lo que queramos (versión progre del patriarcado). Bueno, está muy bien, pero eso no implica compartir. Compartir implica renunciar a cosas por el otro, algo bastante mal visto en los tiempos que corren. Las mujeres estamos acostumbradas a ello, lo hacemos todos los días, desde que nacemos. Es cierto que lo hacemos por imposición, no por voluntad. Pero yo, de cualquier forma, lo prefiero. Porque renunciar implica también ganar. No veo nada de malo en darle la mitad de mi bocadillo a mi hermana, la mitad de mi tiempo a mi amante, la mitad de mi ropa a mi amigo. Si mi hermana está sana, mi amante feliz y mi amigo cómodo, yo gano. Pero si cuando mi hermana tiene un bocata lo esconde, mi amante dedica sus horas libres a desarrollar sus aficiones personales o mi amigo me roba la camiseta, la cosa pierde bastante encanto. Los hombres no renuncian. Te dan la opción de asumir su actitud vital. Eso lleva las relaciones entre hombres y mujeres al fracaso. Por no hablar de los sistemas políticos, sociales y culturales en los que nos movemos. Hasta que la clase dominante, y esta es la de los hombres por el mismo hecho de ser hombres, acepte esto, no habrá igualdad. Hasta que la clase dominante renuncie a sus privilegios, no será posible lograr la igualdad. Al hilo de lo cual, auguro para mí un futuro de soledad.

miércoles, 11 de abril de 2012

últimos (re-)descubrimientos(كل شي ممكن)

-La vida es eterna.
-La imaginación no sólo sirve para clase de pretecnología. Sirve también para inventar soluciones a los problemas.
-Si aceptamos (de verdad, asumimos) que todo es mentira, el mundo se convierte en un sitio más divertido y menos estresante.
-No soy quien digo que soy, ni falta que hace.
-La vida es descubrir.
-Los humanos somos un poco tontos.
-La trompeta se sopla con la parte de dentro de los labios, no con la de fuera.
-Los amigos son la gente que te aguanta las histerias con un abrazo, la gente que te dice las verdades con un abrazo, la gente que se alegre de que te alegres independientemente de que lo que hagas les parezca bien o mal.
-La soledad mola.
-Todo vale (كل شي ممكن)
-Me gustan mucho los hombres.
-No hay peor forma de convertir la existencia en una cárcel que asumir las normas y que hacer las cosas porque hay que hacerlas.

jueves, 15 de marzo de 2012

rompetechos

Hace falta tener mucha paciencia para ser yo. Muchas veces la mantengo pero otras tantas la pierdo y me desespero. Hoy, por ejemplo, he ido a clase de autodefensa (oh, yeah... kungfupanda!) y he metido en la mochila una botella de agua -para beber y no morir- junto con la camiseta de deporte. Obviamente, la botella se ha vaciado entera y ha empapado mi camiseta (y mi mochila y el suelo del coche de A.) con lo cual he tenido que hacer deporte con lo que llevaba puesto convirtiéndome por semana consecutiva en la tía más friki de la clase.
Al llegar a casa me he puesto a fregar y he roto dos vasos. En realidad no pasa nada. Mis vasos son todos de esos que te regalan con nocilla porque de todas maneras rompo al menos uno al mes.
Ayer creo que no me pasó nada pero antes de ayer compré un bote de miel y me lo cargué al dejar las bolsas de la compra en el suelo. Llené de miel toda la casa y todas las otras cosas que había comprado y llevo prácticamente dos días pegándome a todos los objetos de mi cocina. Es increíble la cantidad de miel que cabe en un bote tan pequeñito y lo difícil que es quitarla.
La semana pasada tenía una presentación en clase de árabe y me tiré dos semanas preparándola por eso de que soy profe y quería dar buena impresión. Pero cuando llegué resulta que me había equivocado de formato y tuve que hacer mi presentación (sobre arte callejero) sin fotos. Total, un desastre.
Estas son las cosas de las que me acuerdo esta semana. No cuento el hecho de que me tropiezo todos los días con algo o con alguien y tengo el cuerpo siempre lleno de moratones, ni que las cosas se me caen todo el rato de las manos al suelo (me costó seis meses controlar el borrador y la tiza cerca del encerado), o el hecho de que me pierdo siempre y se me caen las gafas unas dos o tres veces todos los días. Pues eso, que soy rompetechos.

sábado, 11 de febrero de 2012

cosas que no cambiaría por nada del mundo

ver desde la ventana del baño un limonero cargado de limones
vivir a diez minutos de una conversación con g.
las mañanas de sol paseando por mi barrio
el té con salvia y canela
que mi amigo g. me arregle el grifo con dos hilos de una alfombra y la luz con un trozo de imperdible
aprender palabras nuevas todos los días
descubrir la importancia de la libertad todos los días
el almendro florido a la entrada de casa
mis dos amigas
al frutero de mi barrio que vende fruta horrible pero parece un maestro de la república
comprar en los mercados de segunda mano
esos momentos de alegría absoluta