martes, 13 de diciembre de 2011

EXPIACIÓN

Llevo un tiempo sin cumplir. Estoy demasiado preocupada con mis cosas, con mis estudios, con mis amigos, con pensar en lo que me gustaría hacer y en lo que no hago, con qué me deparará el futuro. Y las clases se han convertido en un incordio que no me deja hacer las cosas que a mí me apetecen de verdad: dedicar todas las horas del día a estudiar árabe, básicamente.
Después, a veces hay clases mejores y a veces hay clases peores pero, en general, depende más del ánimo de los estudiantes en particular que del mío propio. Me he dejado ganar por todas las típicas excusas: no quieren aprender, total qué más da, no se puede hacer nada para cambiar las cosas, en el departamento son todos lo peor, esta universidad es un desastre, étc… Me he dejado ganar por la apatía general de esta sociedad y por sus estándares. Y poco a poco he empezado a convertirem en lo mismo que critico.
Mi experiencia personal me demuestra que al final el esfuerzo es capaz de cambiar las cosas en el aula. Y, a través del trabajo, puedes influir en la vida de la gente, en cambiar su perspectiva de las cosas. Ser profe no es sólo dar información, es mucho más. Ha habido momentos en los que me he acercado a ser lo que quería dentro de un aula y eso me ha hecho feliz. Ahora no me reconozco demasiado.

Hace un tiempo que no me siento demasiado bien conmigo misma. Y sé que tiene mucho que ver con esto. Me siento un poco una estafa. Después del entusiasmo desbordante del primer año, he caído en una rancia apatía que me trae a la imaginación fantasmas de viejos dinosaurios. Si no pongo pasión en lo que hago, no merece la pena hacerlo. Es un timo. Me da vergüenza. Me gustaría pedir perdón a algunos de mis alumnos, sobre todo este año.

El remedio: trabajar hasta sentir, al menos, que cumplo de forma honrada con lo que hago. La magia llegará o no pero por lo menos voy a poner empeño en ello. Escudarse en la hipercrítica es un recurso bastante frecuente pero yo hace tiempo que pensaba que me había librado de él. Voy a hacer una huelga japonesa, una teoría yagoniana de la reciprocidad, una alternativa al total para lo que me queda dentro...

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