lunes, 14 de mayo de 2007

el sendero de caminos que se bifurcan

te admiro. admiro tus ojos amarillentos de gato y tu nariz pecosa y tus labios fuertes que susurran tranquilos y madrugan cada mañana para bajar al huerto. tus ojos que miran con el paso sereno de los que han vivido mucho y, al mismo tiempo, son impredecibles, irrefrenables, insaciables como los de un niño. tu piel blanca y pura. tu terquedad al negar lo evidente. la anacronía de unas flores en la puerta. esa forma de abrocharte el cabello detrás de la cabeza. y sobre todas las cosas, tu cara acurrucada en un rincón del descansillo pidiendo lo imposible sólo porque es bello.
pero yo busco un amor que sea callado, que entre en mí como el ruido del mar, con la misma serenidad, la misma certeza y el mismo silencio. me llegan noticias y me cuentas que a veces estás triste y cansado, que en alemania me echas de menos y que en holanda detuvieron a muchos de tus compañeros. te imagino andando como salido del tiempo y del espacio, como andas siempre, por las calles de esa ciudad de nombre impronunciable. ahora tus palabras las disfrutarán otros, tus sonrisas serán para otros, tu paciencia y tu cariño se los darás a otros. de nuevo, yo hago las maletas y desaparezco. y todo lo que soy lo seré también para mis otros. y entre los dos quedarán estos mensajes en los que nos diremos cosas en esa lengua de los tercos, de los que no renuncian, de los que, con el ceño fruncido, ignoran con voluntad la existencia terrible de los senderos de caminos que se bifurcan.

1 comentario:

Unknown dijo...

maravilloso. espero ser un otro, o una otra y poder disfrutar de ti muy pronto.