miércoles, 7 de noviembre de 2007

el camino de senderos que se bifurca (ii)

a veces se bifurcan los caminos y nos perdemos sin darnos cuenta. a veces el camino es el mismo pero andamos pisandonos el uno al otro hasta que uno queda atrás o llora dolorido o encuentra algún atajo o muere. a veces el camino se termina para todo el mundo y ya no queda nada más que encontrarse de vez en cuando en las rotondas y parar a fumar un cigarro y preguntar por la familia, los amigos viejos, repetir las bromas de antes y descubrir un regusto a lo que algún día brilló con tanta fuerza. a veces se bifurcan los caminos y la separación la marcan las lágrimas, un hondo dolor en el pecho, el arrancarse un poco también a uno mismo. a veces ocurre sin que nos demos cuenta y sólo al encontrar una foto antígua o al releer un libro nos viene como una punzada y es como oler una goma de borrar y caer de pronto en los seis años y medio. a veces es feliz, las menos, porque somos suficientemente sabios y suficientemente justos y entendemos sin resentimiento, sin altanería y sin despecho. a veces es tan suave la separación porque caminábamos sólo por no andar solos o porque nos coincidía la ruta. hay veces que de repente salen mil caminos diferentes y nosostros tomamos uno que nos lleva solos. y aunque siempre hay otros viajeros que comparten todo con nosotros, es difícil no volver la cabeza con rencor o con nostalgia o con tristeza o con rabia o con felicidad. es a veces difícil pararse y mirar el paisaje y tomar aire y pensar allá voy, hasta el siguiente camino.

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