martes, 21 de octubre de 2008

mil millones de veces

Han pasado muchos y pocos días a la vez para que todo se haga verdaderamente distinto. Me despierto mirando otras calles, otras gentes. Escucho otras voces. Encuentro formas diferentes. Las dudas estallan a cada paso. Cada minuto de pausa implica una nueva reflexión. La edad adulta es una cosa terriblemente intensa. Aprender. Cambiar. Sentir. Necesito todavía encontrar esa manera de proyectarlo todo. Al Aneto no llegamos. Pero todo es cuestión de intentarlo.



http://es.youtube.com/watch?v=Dt4vPdA3VYY&NR=1

1 comentario:

Patri dijo...

Me alegra tenerte de vuelta invasora...
Es curioso, que me pase lo mismo que a ti teniendo en cuenta que no me he movido del sitio. Veo caras nuevas, escucho voces diferentes, huele distinto, hasta la comida que cocino me sabe diferente. Todo esto no es nada raro dadas las nuevas circustancias, pero ¿cómo se las han ingeniado para cambiar las calles también?
Hay restos(físiscos) de ti en el baño y eso hace que tenga contínuamente la sensación de que, al entrar en el salón, estarás sentada, descalza (con una zapatilla debajo del sofá), leyendo algún libro. O quizá en la lavadora tendiendo parte de la ropa común, o quizá escondidita en la despensa entre latas de atún y leche de soja.
buen finde familiar, enanuska.