lunes, 13 de diciembre de 2010

walking around

Sucede que me canso de ser hombre. 
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines 
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro 
Navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos. 
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, 
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, 
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas 
y mi pelo y mi sombra. 
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso 
asustar a un notario con un lirio cortado 
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. 
Sería bello 
ir por las calles con un cuchillo verde 
y dando gritos hasta morir de frío

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, 
vacilante, extendido, tiritando de sueño, 
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra, 
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias. 
No quiero continuar de raíz y de tumba, 
de subterráneo solo, de bodega con muertos 
ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo 
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel, 
y aúlla en su transcurso como una rueda herida, 
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas, 
a hospitales donde los huesos salen por la ventana, 
a ciertas zapatería con olor a vinagre, 
a calles espantosas como grietas...

pablo neruda


Sucede a veces que me canso de la vida y las mañanas se hacen largas, insoportables, y el frío de fuera se hace eternamente frío y ya ni siquiera deseo al deseo porque no se me ocurre nada que pueda ser deseado. Ocurre a veces que pocas cosas me animan y gruño como gruñen los animales. Ocurre a veces que no me acuerdo bien de quién soy ni de cómo se hace levantarse contenta, con una gran sonrisa, de un salto, con ganas de que pase algo. Sucede a veces que me canso de todo: de la misma rutina de siempre, de sentirme vencida, de tener que pagar facturas, del cambio vocálico de los verbos irregulares, de las sonrisas a gente que a mí que me importa qué le pase, de llamar a un teléfono que continuará apagado hasta nueva orden, de que se me acumulen los deberes encima de la mesa, del desorden del que me voy rodeando porque por ahora para eso no tengo fuerzas. Sucede a veces que se me caen las piezas, como un rompecabezas, y me quedo mirando sin saber cómo demonios ordenarlas para que todo vuelva a caminar de nuevo. A veces, pasa.   

 


1 comentario:

...en un lugar llamado Cristina dijo...

A veces pasa y se pasa.
Y mientras yo tengo un millón de razones. Y tú tienes la fuerza escondida.
Y las dos tenemos el mundo.
Te abrazo.