domingo, 15 de junio de 2008

un toque de modernidad

La carne es triste, ¡ay!, y todo lo he leído.
¡Huir! ¡Huir! Presiento que en lo desconocido
de espuma y cielo, ebrios los pájaros se alejan.
Nada, ni los jardines que los ojos reflejan
sujetará este pecho, náufrago en mar abierta
¡oh, noches!, ni en mi lámpara la claridad desierta
sobre la virgen página que esconde su blancura,
y ni la fresca esposa con el hijo en el seno. ¡He de partir al fin! Zarpe el barco, y sereno
meza en busca de exóticos climas su arboladura.
Un hastío reseco ya de crueles anhelos
aún suena en el último adiós de los pañuelos.
¡Quién sabe si los mástiles, tempestades buscando,
se doblarán al viento sobre el naufragio, cuando
perdidos floten sin islotes ni derroteros!...
¡Más oye, oh corazón, cantar los marineros!


Mallarmé, traducido por Alfonso Reyes

1 comentario:

Lilith dijo...

"Un hastío reseco ya de crueles anhelos"

Mallarmé debió decir "Un hastío cruel ya de anhelos resecos". Anhelos resecos me gusta. Tal vez se le chingó el cutypaste de la computadora (máquina turbia de sombra estéril..., le dijo él). Bien maldito, de todas formas.