Recibo un mensaje, entrada la noche, después de un día un poco difícil en la uni. Es de Abde. Dice cosas bonitas después de una tarde descubriéndonos nuestras rarezas. Nos hemos reído de nosotros mismos, nos hemos asombrado de nuestras diferencias, hemos respetado nuestras formas de ver el mundo y, por último, ha compartido conmigo una de las cosas que más ama: el árabe. Si se pudiera en este mundo nuevo en el que vivo, le habría dado un abrazo. Pero estar juntos, sentados en un banco de la uni al oscurecer, ya hace que la gente se vuelva para mirar. El abrazo me lo manda él, por móvil. Se me escapa una lágrima y también una sonrisa muy grande. He hecho mi primer amigo aquí.
domingo, 15 de noviembre de 2009
martes, 10 de noviembre de 2009
orientalismo
Tiene los ojos oscuros, y un gran círculo a su alrededor y la sonrisa preciosa y el pelo negro. Es medio árabe y después de esta noche sé que es difícil encontrarla de espaldas porque todas las árabes se le parecen. Tiene la mirada profunda y, cuando te mira, lo hace con firmeza y te arrastra con sus ojos hacia un interior tan profundo que asusta. Es preciosa. Y dan ganas de saber más de ella, de desnudarla poco a poco, de ir quitándole todas las capas hasta encontrar su piel tan blanca. Dan ganas de pedirle que esa mirada sea sólo para ti, para nadie más. Que te lleve contigo hacia su secreto. Que te deje perderte a su lado. Tiene los ojos oscuros, tan oscuros, que dan ganas de quedarse con ella para siempre. Y, además, el destino y la estupidez, o una combinación de ambas cosas, no me dejan acercarme a ella.
martes, 29 de septiembre de 2009
¿qué es ser una buena profesora?
Ser una buena profesora no es vestirse con chaqueta para aparentar ser unos años mayor de lo que soy (a quién vamos a engañar, de cualquier modo) ni sonreir de forma exagerada como he hecho hasta ahora ni pasar el trago sin disfrutar del espacio y el lugar. Ser buena profesora no es hablar sin mirar la cara, los ojos de los interlocutores. Ser buena profesora no es llegar sin un temario, sin un esquema, sin un objetivo claro. Ser una buena profesora no es llegar sin reloj e irse sin mirar la hora. Ser buena profesora, intuyo, es trabajar antes y después de cada clase. No desanimarse por los inevitables nervios, los inevitables fallos de cada día. Ser buena profesora es hacer disfrutar al alumno mientras una misma disfruta del mismo acto de enseñanza, que debe ser convertido en un acto de comunión. Ser una buena profesora es respetar al otro no sólo como sujeto sino también como objeto, origen y fin. Ser buena profesora no es sonreír sino reír. Recuerdo la sensación y, aunque es lejana, creo que puedo hacer que vuelva, con tiempo, con confianza, con tranquilidad, con esfuerzo, sin desanimarme. Poquito a poco.
sábado, 26 de septiembre de 2009
nuevas relaciones
me pasmo por cosas que no imaginaba. Descubro la necesidad de definir y construir nuevas relaciones con:
-el dinero. De no tenerlo a tenerlo. De tenerlo en cuenta sólo como un ausencia frente a la cual actuar con astucia e imaginación a estar determinada por su presencia.
-la gente. Se espera de mí que responda respecto a un estatus socioeconómico determinado. No hay lugar para el mundo de huertos urbanos, paseos sin pagar en autobuses o trenes, casas okupas, proyectos alternativos, niños lumpen, vaqueros rotos, ropa y comida reciclada, proyectos de vida rural y otros trapicheos de barcelona.
-las ideas. Mi imaginario personal no ha encontrado todavía espacio entre la gente que he conocido. We are the spanish embassy. Y eso significa cosas. Una visión del mundo a nivel macro. Una voluntad vital de llegar a algún lado.
-la cutura. Entran en juego referentes que no son los míos. Sigue pesando un papel más conservador de la cultura.
-el futuro.
-yo misma. Es difícil definirse a uno mismo en un espacio sin referentes. Curioso experimento. Por ahora, me esfuerzo por ser lo más permeable posible. Aceptar ideas. Reservar las mías bien abrochadas para cuando llegue el momento de actuar.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
jueves, 20 de agosto de 2009
nada salva...
leyendo este párrafo me golpea toda la tristeza del absurdo de una vida dedicada al pensamiento. boris vian se reía y yo me he reído con él. pero, a pesar de todo, duele.
Así comenzó. He dado todo a la literatura…escribo exactamente desde hace medio siglo y he vivido cuarenta años en una cárcel de cristal…Constato que la literatura es un sucedáneo de la religión…Tuve un misticismo de las palabras…el ateísmo lo he roído poco a poco. He secularizado la escritura. Se puede decir que mi metamorfosis procede de esta transformación de mis relaciones con el lenguaje. Pasé del terrorismo a la retórica: místico, las palabras eran sacrificadas a lo que designaban; no creyente, vuelvo a ellas: hay que saber lo que significa hablar. Pero es duro: me esfuerzo pero siento ante mí un sueño muerto, como una brutalidad alegre, como una perpetua tentación del terror. Desde hace cuarenta años pienso en contra de mí [tachado]. Desde hace cincuenta y un años, escribo por hábito… he socavado sistemáticamente las bases, he arrancado la religión de la literatura: se acabó la salvación, nada salva y, sobre todo, la cuestión ya no es ésa…se acabó la inmortalidad: escribo para mi época…la vejez ha detenido el progreso…Así comencé, para curarme de un malestar, lo dediqué todo a la escritura…la consecuencia es que llevo medio siglo escribiendo…a los ocho años se encauzó mi vida, después todo ha ocurrido por si solo.
Jean Paul Sartre, manuscrito inédito.
Así comenzó. He dado todo a la literatura…escribo exactamente desde hace medio siglo y he vivido cuarenta años en una cárcel de cristal…Constato que la literatura es un sucedáneo de la religión…Tuve un misticismo de las palabras…el ateísmo lo he roído poco a poco. He secularizado la escritura. Se puede decir que mi metamorfosis procede de esta transformación de mis relaciones con el lenguaje. Pasé del terrorismo a la retórica: místico, las palabras eran sacrificadas a lo que designaban; no creyente, vuelvo a ellas: hay que saber lo que significa hablar. Pero es duro: me esfuerzo pero siento ante mí un sueño muerto, como una brutalidad alegre, como una perpetua tentación del terror. Desde hace cuarenta años pienso en contra de mí [tachado]. Desde hace cincuenta y un años, escribo por hábito… he socavado sistemáticamente las bases, he arrancado la religión de la literatura: se acabó la salvación, nada salva y, sobre todo, la cuestión ya no es ésa…se acabó la inmortalidad: escribo para mi época…la vejez ha detenido el progreso…Así comencé, para curarme de un malestar, lo dediqué todo a la escritura…la consecuencia es que llevo medio siglo escribiendo…a los ocho años se encauzó mi vida, después todo ha ocurrido por si solo.
Jean Paul Sartre, manuscrito inédito.
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