-La vida es eterna.
-La imaginación no sólo sirve para clase de pretecnología. Sirve también para inventar soluciones a los problemas.
-Si aceptamos (de verdad, asumimos) que todo es mentira, el mundo se convierte en un sitio más divertido y menos estresante.
-No soy quien digo que soy, ni falta que hace.
-La vida es descubrir.
-Los humanos somos un poco tontos.
-La trompeta se sopla con la parte de dentro de los labios, no con la de fuera.
-Los amigos son la gente que te aguanta las histerias con un abrazo, la gente que te dice las verdades con un abrazo, la gente que se alegre de que te alegres independientemente de que lo que hagas les parezca bien o mal.
-La soledad mola.
-Todo vale (كل شي ممكن)
-Me gustan mucho los hombres.
-No hay peor forma de convertir la existencia en una cárcel que asumir las normas y que hacer las cosas porque hay que hacerlas.
miércoles, 11 de abril de 2012
jueves, 15 de marzo de 2012
rompetechos
Hace falta tener mucha paciencia para ser yo. Muchas veces la mantengo pero otras tantas la pierdo y me desespero. Hoy, por ejemplo, he ido a clase de autodefensa (oh, yeah... kungfupanda!) y he metido en la mochila una botella de agua -para beber y no morir- junto con la camiseta de deporte. Obviamente, la botella se ha vaciado entera y ha empapado mi camiseta (y mi mochila y el suelo del coche de A.) con lo cual he tenido que hacer deporte con lo que llevaba puesto convirtiéndome por semana consecutiva en la tía más friki de la clase.
Al llegar a casa me he puesto a fregar y he roto dos vasos. En realidad no pasa nada. Mis vasos son todos de esos que te regalan con nocilla porque de todas maneras rompo al menos uno al mes.
Ayer creo que no me pasó nada pero antes de ayer compré un bote de miel y me lo cargué al dejar las bolsas de la compra en el suelo. Llené de miel toda la casa y todas las otras cosas que había comprado y llevo prácticamente dos días pegándome a todos los objetos de mi cocina. Es increíble la cantidad de miel que cabe en un bote tan pequeñito y lo difícil que es quitarla.
La semana pasada tenía una presentación en clase de árabe y me tiré dos semanas preparándola por eso de que soy profe y quería dar buena impresión. Pero cuando llegué resulta que me había equivocado de formato y tuve que hacer mi presentación (sobre arte callejero) sin fotos. Total, un desastre.
Estas son las cosas de las que me acuerdo esta semana. No cuento el hecho de que me tropiezo todos los días con algo o con alguien y tengo el cuerpo siempre lleno de moratones, ni que las cosas se me caen todo el rato de las manos al suelo (me costó seis meses controlar el borrador y la tiza cerca del encerado), o el hecho de que me pierdo siempre y se me caen las gafas unas dos o tres veces todos los días. Pues eso, que soy rompetechos.
Al llegar a casa me he puesto a fregar y he roto dos vasos. En realidad no pasa nada. Mis vasos son todos de esos que te regalan con nocilla porque de todas maneras rompo al menos uno al mes.
Ayer creo que no me pasó nada pero antes de ayer compré un bote de miel y me lo cargué al dejar las bolsas de la compra en el suelo. Llené de miel toda la casa y todas las otras cosas que había comprado y llevo prácticamente dos días pegándome a todos los objetos de mi cocina. Es increíble la cantidad de miel que cabe en un bote tan pequeñito y lo difícil que es quitarla.
La semana pasada tenía una presentación en clase de árabe y me tiré dos semanas preparándola por eso de que soy profe y quería dar buena impresión. Pero cuando llegué resulta que me había equivocado de formato y tuve que hacer mi presentación (sobre arte callejero) sin fotos. Total, un desastre.
Estas son las cosas de las que me acuerdo esta semana. No cuento el hecho de que me tropiezo todos los días con algo o con alguien y tengo el cuerpo siempre lleno de moratones, ni que las cosas se me caen todo el rato de las manos al suelo (me costó seis meses controlar el borrador y la tiza cerca del encerado), o el hecho de que me pierdo siempre y se me caen las gafas unas dos o tres veces todos los días. Pues eso, que soy rompetechos.
sábado, 11 de febrero de 2012
cosas que no cambiaría por nada del mundo
ver desde la ventana del baño un limonero cargado de limones
vivir a diez minutos de una conversación con g.
las mañanas de sol paseando por mi barrio
el té con salvia y canela
que mi amigo g. me arregle el grifo con dos hilos de una alfombra y la luz con un trozo de imperdible
aprender palabras nuevas todos los días
descubrir la importancia de la libertad todos los días
el almendro florido a la entrada de casa
mis dos amigas
al frutero de mi barrio que vende fruta horrible pero parece un maestro de la república
comprar en los mercados de segunda mano
esos momentos de alegría absoluta
vivir a diez minutos de una conversación con g.
las mañanas de sol paseando por mi barrio
el té con salvia y canela
que mi amigo g. me arregle el grifo con dos hilos de una alfombra y la luz con un trozo de imperdible
aprender palabras nuevas todos los días
descubrir la importancia de la libertad todos los días
el almendro florido a la entrada de casa
mis dos amigas
al frutero de mi barrio que vende fruta horrible pero parece un maestro de la república
comprar en los mercados de segunda mano
esos momentos de alegría absoluta
sábado, 28 de enero de 2012
algunas cosas que disfruto cuando estoy aquí
una señora de cuarenta largos con la cabeza afeitada a la que nadie mira
las mujeres de todas las edades compartiendo sin pudor los vestuarios
las señoras bien mayores nadando en la piscina
los adolescentes que se besan enamoriscados en las entradas de metro
las parejas de mayores agarradas con ternura
cañas a cualquier hora
conversaciones en las que no hace falta bajar la voz para hablar de según qué cosas
tener amigas
poder leer casi todos los libros de las librerías
poder vestir sin otra camiseta debajo de todas las camisetas
no tener que desconfiar de todos los desconocidos
que nadie reze por las calles
las iglesias vacías
que la gente se vista de colores
estar a 100 euros de ruanliberton
sentir que me cago en todo con derecho
poder estar sola y que nadie se sorprenda
no ser extranjera
que no me piten, ni me silben, ni me miren
los madrileños guapos
ir en transporte público leyendo un libro sabiendo que el autobús no va a cambiar de dirección en mitad de su recorrido.
las mujeres de todas las edades compartiendo sin pudor los vestuarios
las señoras bien mayores nadando en la piscina
los adolescentes que se besan enamoriscados en las entradas de metro
las parejas de mayores agarradas con ternura
cañas a cualquier hora
conversaciones en las que no hace falta bajar la voz para hablar de según qué cosas
tener amigas
poder leer casi todos los libros de las librerías
poder vestir sin otra camiseta debajo de todas las camisetas
no tener que desconfiar de todos los desconocidos
que nadie reze por las calles
las iglesias vacías
que la gente se vista de colores
estar a 100 euros de ruanliberton
sentir que me cago en todo con derecho
poder estar sola y que nadie se sorprenda
no ser extranjera
que no me piten, ni me silben, ni me miren
los madrileños guapos
ir en transporte público leyendo un libro sabiendo que el autobús no va a cambiar de dirección en mitad de su recorrido.
lunes, 2 de enero de 2012
martes, 13 de diciembre de 2011
EXPIACIÓN
Llevo un tiempo sin cumplir. Estoy demasiado preocupada con mis cosas, con mis estudios, con mis amigos, con pensar en lo que me gustaría hacer y en lo que no hago, con qué me deparará el futuro. Y las clases se han convertido en un incordio que no me deja hacer las cosas que a mí me apetecen de verdad: dedicar todas las horas del día a estudiar árabe, básicamente.
Después, a veces hay clases mejores y a veces hay clases peores pero, en general, depende más del ánimo de los estudiantes en particular que del mío propio. Me he dejado ganar por todas las típicas excusas: no quieren aprender, total qué más da, no se puede hacer nada para cambiar las cosas, en el departamento son todos lo peor, esta universidad es un desastre, étc… Me he dejado ganar por la apatía general de esta sociedad y por sus estándares. Y poco a poco he empezado a convertirem en lo mismo que critico.
Mi experiencia personal me demuestra que al final el esfuerzo es capaz de cambiar las cosas en el aula. Y, a través del trabajo, puedes influir en la vida de la gente, en cambiar su perspectiva de las cosas. Ser profe no es sólo dar información, es mucho más. Ha habido momentos en los que me he acercado a ser lo que quería dentro de un aula y eso me ha hecho feliz. Ahora no me reconozco demasiado.
Hace un tiempo que no me siento demasiado bien conmigo misma. Y sé que tiene mucho que ver con esto. Me siento un poco una estafa. Después del entusiasmo desbordante del primer año, he caído en una rancia apatía que me trae a la imaginación fantasmas de viejos dinosaurios. Si no pongo pasión en lo que hago, no merece la pena hacerlo. Es un timo. Me da vergüenza. Me gustaría pedir perdón a algunos de mis alumnos, sobre todo este año.
El remedio: trabajar hasta sentir, al menos, que cumplo de forma honrada con lo que hago. La magia llegará o no pero por lo menos voy a poner empeño en ello. Escudarse en la hipercrítica es un recurso bastante frecuente pero yo hace tiempo que pensaba que me había librado de él. Voy a hacer una huelga japonesa, una teoría yagoniana de la reciprocidad, una alternativa al total para lo que me queda dentro...
Después, a veces hay clases mejores y a veces hay clases peores pero, en general, depende más del ánimo de los estudiantes en particular que del mío propio. Me he dejado ganar por todas las típicas excusas: no quieren aprender, total qué más da, no se puede hacer nada para cambiar las cosas, en el departamento son todos lo peor, esta universidad es un desastre, étc… Me he dejado ganar por la apatía general de esta sociedad y por sus estándares. Y poco a poco he empezado a convertirem en lo mismo que critico.
Mi experiencia personal me demuestra que al final el esfuerzo es capaz de cambiar las cosas en el aula. Y, a través del trabajo, puedes influir en la vida de la gente, en cambiar su perspectiva de las cosas. Ser profe no es sólo dar información, es mucho más. Ha habido momentos en los que me he acercado a ser lo que quería dentro de un aula y eso me ha hecho feliz. Ahora no me reconozco demasiado.
Hace un tiempo que no me siento demasiado bien conmigo misma. Y sé que tiene mucho que ver con esto. Me siento un poco una estafa. Después del entusiasmo desbordante del primer año, he caído en una rancia apatía que me trae a la imaginación fantasmas de viejos dinosaurios. Si no pongo pasión en lo que hago, no merece la pena hacerlo. Es un timo. Me da vergüenza. Me gustaría pedir perdón a algunos de mis alumnos, sobre todo este año.
El remedio: trabajar hasta sentir, al menos, que cumplo de forma honrada con lo que hago. La magia llegará o no pero por lo menos voy a poner empeño en ello. Escudarse en la hipercrítica es un recurso bastante frecuente pero yo hace tiempo que pensaba que me había librado de él. Voy a hacer una huelga japonesa, una teoría yagoniana de la reciprocidad, una alternativa al total para lo que me queda dentro...
martes, 6 de diciembre de 2011
un día cualquiera...
UN día cualquiera me levanto por la mañana y voy a dar clase de español. En los descansos estudio árabe clásico, recibo clases en árabe clásico, me interrumpen alumnas hablando en español, árabe dialectal o inglés. Por las tardes, paso mucho tiempo hablando en árabe dialectal menos si veo a a. o a., con los que hablo en español (de verdad del bueno, no del de los alumnos). m., sin embargo, me habla en italiano y yo respondo en español. en casa de a., por otro lado, f. y f. me hablan en inglés. sin embargo, si están g. o f. hablo con f. y f. en inglés, con a. en español y con g. y f. en árabe dialectal. todo al mismo tiempo.
el primer año que estuve aquí empecé un curso de francés pero al final dejé de ir a clase.
en realidad, no hablo casi ninguna de estas lenguas bien. el español que hablo, la mayor parte del tiempo corresponde a un nivel de registro mucho más bajo que el de un nativo porque necesito que los alumnos me entiendan. al final me he acostumbrado a hablar así.
el otro día me llamó r. para felicitarme el cumple y me di cuenta de que estaba evitando decir palabras complicadas hasta que recordé que r. entiende todo lo que le digo: desde molas un puñao y eres lo más grande hasta a ver cuando metemos la zozobra en una botella.
El caso es que hablaba con m. el otro día de que este uso de la lengua está mermando mis capacidades intelectuales. y es que, en realidad, mis herramientas de desarrollo discursivo/pensamiento están bastante limitadas.
Todo esto para explicar por qué todavía no me han dado el premio nobel.
el primer año que estuve aquí empecé un curso de francés pero al final dejé de ir a clase.
en realidad, no hablo casi ninguna de estas lenguas bien. el español que hablo, la mayor parte del tiempo corresponde a un nivel de registro mucho más bajo que el de un nativo porque necesito que los alumnos me entiendan. al final me he acostumbrado a hablar así.
el otro día me llamó r. para felicitarme el cumple y me di cuenta de que estaba evitando decir palabras complicadas hasta que recordé que r. entiende todo lo que le digo: desde molas un puñao y eres lo más grande hasta a ver cuando metemos la zozobra en una botella.
El caso es que hablaba con m. el otro día de que este uso de la lengua está mermando mis capacidades intelectuales. y es que, en realidad, mis herramientas de desarrollo discursivo/pensamiento están bastante limitadas.
Todo esto para explicar por qué todavía no me han dado el premio nobel.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)