el amanecer
hace temblar mi cuerpo como tiembla la hierba
cae sobre mí
me cubre
de delicados rayos—
el pómulo, la boca, la quijada-
tiñe la masa que va amasando
-pecho, vientre, muslos-
de néctar tibio
y extrae cada día
este sudor amargo de rocío.
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