lunes, 27 de noviembre de 2006

me he enfrentado a un cielo enojado de tierra
y en un mar lluvioso
me ha golpeado el agua
tibia como sólo el agua
despierta el cuerpo
he sentido la arena
arder bajo mis manos
he descubierto
lágrimas de metal cayendo como en pausa
en la ciudad ajena
voces
tililando en la noche
con la fuerza de un grito.
No he mirado
lo que no era observable
lo que no podía
ser observado.
Ahora el sol rompe la bruma
que ocultaba las casas
me enseña los árboles floridos
penetra en esquirlas
de luz
metamorfosis de esta ciudad
donde el velo arrancado.

No hay comentarios: